Martín nace con una condición sobrenatural, tiene cola de cerdo. Sus padres, aterrados, deciden abandonarlo en una canasta de mimbre que viaja flotando por los ríos. Su recorrido tiene como destino las manos de Betti, una anciana que lo adopta y lo cría como propio. Luego de diez años, en su primer día de escuela, el secreto de Martín se devela, provocando la burla de sus compañeros. Tras el disgusto sufrido, el niño se aventura en busca de una feria ambulante de fenómenos.