Oscar maneja un taxi doce horas diarias para ganarse la vida. Constantemente es atravesado por el bombardeo publicitario de las calles de Buenos Aires. En el baúl del Peugeot 504 lleva botellas con engrudo, pintura y recortes de afiches. Cuando la banderita del taxi marca “libre”, detiene el auto, consigue prestada una escalera e interviene el afiche publicitario elegido utilizando técnicas de collage y pintura.